Nayib Bukele es salvadoreño de 38 años y origen palestino, católico, que alcanzó la mayoría en las elecciones del pasado 3 de febrero de 2019.
Los medios de comunicación lo describen como cool, el milenial, y así se describe él así mismo en las redes. Es una alternativa joven, modernizada, activo en redes y que dice no posicionarse ni en la derecha ni en la izquierda; ha conseguido convencer a la población salvadoreña de la necesidad de un cambio. Para muchos es una alternativa al cambio mediante un canal no convencional: twitter.
A pesar de una abstención del 49% en las urnas, –casi la mitad de la población, que cuenta con un total de 6 millones y medio de personas– semejan su liderazgo a la de un Mesías político.
Bukele, que ya había sido alcalde de Nuevo Cuscatlán y San Salvador, critica abiertamente el modus operandi de la ONU y pone en practica políticas para prevenir la delincuencia y actuación de las bandas criminales (maras).
“Durante 200 años, la democracia fue una pantomima, todo era un teatro. Teníamos elecciones, pero cuando los políticos llegaban al poder se olvidaban del pueblo. Y a la hora de pedir de nuevo el voto, volvían las mentiras y las falsas promesas”, señala el presidente en su discurso.
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