Del muro de Recuperando el Perú de la corrupción
Castillo en su sencillo y profundo lenguaje nos habla de recuperar nuestras riquezas, del saqueo de nuestros recursos y de quienes se han beneficiado de ello. De valorar nuestra cultura, nuestras lenguas, nuestros orígenes. Significado de Soberanía y revaloración de lo nuestro y parte del civismo que nos hace falta.
Y cuando habla de pobreza y precariedad, no necesita citar a un sociólogo o antropólogo, sólo debe recordar los pasajes de su vida para ampliar el mensaje: "Sé lo que es rascar la olla para poder comer". En cuanto a educación, conoce las dificultades de enseñar en una escuela precaria, sabe de primera mano qué necesitan los niños del campo, por qué no se concentran en su aprendizaje, qué les falta.
Del mismo modo, en agricultura, por supuesto que podría enseñarnos sobre los mecanismos del arado de la tierra, cosechas y sembríos. Qué necesitan los ganaderos y cómo podrían mejorar los cuidados de sus animales. Incluso, sobre seguridad ciudadana, también podría profundizar sobre el tema, al haber sido rondero.
Por eso me pregunto: ¿cómo pueden ser tan básicos de minimizar su experiencia de vida y creer que no conoce sobre lo que habla? ¿Creen ustedes que en los libros se encuentra la solución al problema del país? ¿En los títulos? Entonces, que pasó, por qué seguimos tan jodidos como hace 30 años?
Algunos peruanos creen que mientras más blanco el funcionario público, más confianza; mientras más doctorados, mejor conocimiento del tema; mientras hable el castellano estándar, es un orgullo, y si tiene un nivel socioeconómico alto, es garantía de honradez.
De hecho, hasta pretenden corregir su forma de hablar y el uso de palabras, cuando los ignorantes son ustedes, al desconocer que existen varios castellanos en el Perú. Ese desprecio no es sólo a Pedro Castillo, es a todos los que tenemos padres y abuelos de la sierra, es racismo.
Lo dije antes, desde que se burlaron por su sombrero chotano en el debate de la primera vuelta, y lo digo ahora: ustedes son asalariados, no blancos, con complejo aspiracional de pertenecer a una clase social alta; que así ganaran la lotería, seguirían siendo inferiores para ellos.
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