Por Fernando Quispe Joya
Pedro, te escribo con el corazón, por el amor de tu familia y muy en especial de ese angelito que es tu última hija que se despidió llorando y te recibió contenta con los brazos abiertos. Ponlo como símbolo en tu corazón por que ahora son millones tus hijas e hijos que esperan de ti con los mismos brazos abiertos que le garantices sus futuros.
Cuando recibas la banda presidencial no mires a los altos, fija tu mirada abajo donde tu pueblo profundo te mira y observa confiado. Las cosas materiales son perecibles, mas, nunca el amor de un pueblo. Desde hoy pasa la página y deja el pasado para los historiadores, tus pasos van a tener otro camino iluminado por nuestro divino Señor Jehová, rey de reyes.
Soy un peruano más de muchos golpeado por el pasado, un trabajador con estudios y habilidades técnicas pero sin suerte en los trabajos, me he topado con explotadores.
Estas elecciones pasarán a la historia. No hay que descuidarnos, los grupos de poder no cambian sólo descansan y vuelven a atacar. Estos demonios poseen cuerpos así como Keyko, que en ella crearon un ídolo de barro, ahora ya no les sirve por lo pronto; pero escondidos buscarán otro rostro.
Cuídate Pedro, te van a rodear cientos y te adularán, pero entre ellos estará siempre Judas que te besara la mejilla y te venderá. Nosotros vamos estar siempre vigilantes y ser soldados de lucha social, cuidando a las instituciones.
Tienes que dejar un legado y la valla bien alta de honradez para que otro sucesor, sea hombre o mujer, no deje de atender al pueblo y lo deje trabajar, producir y que gocen de sus utilidades; ellos no necesitan que le des el pescado, si no enseñarles a pescar, cuidar y garantices su abundancia que produce nuestra patria.
¡Kausachun Perú!
¡Jallalla Perú!
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