La chika está loca de remate, no quiere reconocer que volvió a perder las elecciones presidenciales, la pobre no acepta su derrota y está en pataleta plena.
Como tiene tanto pero tanto dinero como para comprar hasta a un novel... aún está haciendo lo que quiere, a puesto a medio mundo de vuelta y media, hasta ahora no hay quien la pare; tal vez el karma solito tenga que venir y cogerle de un pelo llevándola directo a Santa Mónica si es que no es a un psiquiátrico, pero tendría que ser un psiquiátrico entre rejas, porque está visto que es como Hanníbal Lecter. Qué terrible comparación, ¿no?, pero no hay otra más suave para ella.
Está a punto de convertir su pataleta en una guerra civil, pero a ella no le importa, así se vean afectados diez mil, cien mil, a ella no le importa la vida, no le importa la vida de los demás, porque está insana, enferma, ha crecido torcida con la asociación de su padre y su tío Vladi, así que no conoce más mundo que el de la corrupción, ¿no? Pobre chika.
Pobres hijas de la chika si es que ellas no reconocen esta patología de su madre y quieran seguir el camino de su madre.
¡Fujimori nunca más!
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