El círculo es el símbolo primordial que lo contiene todo, no tiene principio ni fin y todos sus puntos equidistan del centro, donde se encuentra el trono de la Divinidad Suprema junto al sí-mismo o alma individual. Por eso todo círculo es sagrado.
El círculo sagrado es un círculo de protección. Incluso hasta los psicópatas que intentan gobernar el mundo se reúnen en sus mesas circulares por el poder que esta forma ejerce; ¿por qué no podemos hacer nosotros lo
mismo y mejor? ¡Por supuesto que podemos hacerlo y urgentemente!
Tracemos un círculo en el piso e ingresemos en él, todos los que queramos participar en esta forma de contrarrestar ese poder enfermo que las élites quieren seguir manejando.
"Uno para todos y todos para uno" es el slogan de nuestras mesas redondas donde no existe ninguna hegemonía; y más bien, la única jerarquía que existe es la Divinidad Suprema en el vértice de la pirámide y nosotros en la base, ocupados en su adoración continua, llenos de amor...
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