Si el pueblo manda; entonces, tomemos los tambores y las calles con nuestro canto y nuestro baile, ¿no lo hacen así los verdaderos revolucionarios que se disciplinan a sí mismos, por el bien de sí mismos y el entorno que los rodea?
¡Fuera de nuestra vida a esa clase política corrupta, vendida!
El pueblo es el dueño de la tierra y sus recursos, y vive de acuerdo a ello, como quien dice: comiendo la fruta de la estación.
¿De dónde sale o salió eso de que existen las castas o clases sociales?
En India se habla de cuatro naturalezas o cuatro órdenes sociales: sudras (agricultores, obreros), vaisyas (comerciantes), ksatriyas (administradores) y brahmanas (intelectuales). Todos movidos para alcanzar el fin último de la vida, la autorrealización.
Por mi parte, si lo veo desde esta óptica védica, diré, que si bien me identifico más con la clase intelectual, también me identifico con la clase comerciante (he sido buena vendedora de libros, hoy mismo estoy vendiendo los míos, o regalándolos o intercambiándolos por una donación voluntaria). Y también me identifico con la clase obrera y campesina, me encanta labrar la tierra y construir y reparar casas con mis propias manos, entre otras cosas... Así, creo que todos tenemos de todo un poco, porque así es nuestra naturaleza, entonces, no puede haber clases sociales; sino tan solo la expresión única de nuestra propia naturaleza en una mesa redonda infinita.
Sin embargo, sí hay una clase delincuente, vendida, corrupta, enferma, adicta al dinero, poder y sexo (kamini, pratishtha, kanaka)... ¿Qué hacer con estos demonios?
Por mí, que los lleven a una cárcel monasterio, donde cumplan una esotérica o mística disciplina de oir y cantar los santos nombres de sus Señorías, a través de mantras u oraciones cual versos poéticos... Vereis cómo esos seres de la oscuridad han de iluminarse...
Nosotros podemos tener esta realización por nuestra propia voluntad, claro está.
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