Dentro de las alegorías filosóficas que consideran la vida como un juego, está la del del ajedrez político, donde sus piezas blancas y negras libran la eterna batalla del bien y del mal, en este mundo ilusorio de la dualidad.
Sin embargo, hoy en día, estamos muy lejos de aceptar esa alegoría, porque, si bien el ajedrez tradicional observa sus propias reglas de juego, en el tablero político los inmorales las pisotean; sosteniendo que "en la guerra, como en el amor, todo vale", o "el fin justifica los medios"...; justificando de esta manera (la más baja y ruin) el crimen, las manipulaciones, el odio, el puñal por la espalda o las traiciones...
El 24 de febrero del 2022 apareció en mi grupo familiar de WhatsApp, una seria alarma, un par de mensajes que decían: “Rusia ha invadido Ucrania“, “Rusia ha invadido Ucrania"..., y surgieron las preguntas y respuestas que dividieron al mundo en dos bandos, los buenos y los malos. Los medios corporativos y oficiales santificaban a Ucrania y demonizaban a Rusia.
Pero..., si esos eran los disparos de un lado, había que investigar los del otro... por medio de la prensa alternativa qué, gracias a diosas y dioses, existe hoy en día. Imagínense cómo era antes del internet, cuando las noticias venían de un solo lado..., de ese lado que aún pastorea a la gente -sin criterio propio- hacia su redil, para someterlos bajo su maligno yugo. Y no había otra opción en ese tiempo, por eso lo más sensato era (y aún lo es) no consumir ese producto que es veneno puro.
A esa prensa alternativa me dirigí, previo paso por Wikipedia; para encontrarme con que Ucrania no era tan santa como la prensa corporativa la estaba pintando, ni Rusia era tan villana como estaban queriendo que la odiemos.
Lo que más me llamó la atención en ese momento, fue ese contrataque inmediato que los países occidentales hicieron a Rusia, a través de sus medios corporativos que desataron como reguero de pólvora..., "la rusofobia"... a diestra y siniestra por el mundo entero; y con una efectividad tal..., que hasta un colectivo de jóvenes españoles intentó destruir las pinturas de Kandinsky y Chagall en un museo de Madrid...
¿En serio?
¡En serio!... la locura fue tanta que hasta el mismo presidente de Ucrania, el títere comediante, hizo todo un show... fuera de sí, exigiendo al mundo entero que se destruyeran todos los libros de Dostoyevski, de Tolstói... La música de Korsakov, de Tchaikovsky, Stravinsky...; en fin, que se destruyera todo el patrimonio ruso de la humanidad, para castigar al dictador Putin y a toda la población rusa en general..., "en nombre de la democracia" (¿no es para preocuparse por la salud de este personaje?..., ¿acaso, democracia y destrucción no son palabras antagónicas?) Ese actuar enfermizo de esa gente me hizo temer por todos los ciudadanos rusos de a pie que se encuentran en diferentes partes del orbe. No obstante, en lugar de ponerlo en su sitio, a ese actor comediante..., Europa y sus aliados lo nominaron al premio nobel de la paz..., aunque ustedes no lo puedan creer...
No sé que pasó que no le dieron ese premio..., tal vez porque era demasiado evidente que ese individuo no tenía nada de pacífico, ya que en lugar de sentarse a negociar con Rusia, sólo exigía -y sigue exigiendo a gritos- armas y más armas para armarse hasta los dientes..., pues quiere acabar con Rusia y apoderarse de sus recursos cueste lo que cueste, aunque en ello se vaya la vida de todo el planeta. ¡Qué individuo tan grotesco!, igual que la chika fujimori (son del mismo perfil), que en un momento de poder delirante dijo: "¡Ese proyecto no va! Así se perjudiquen diez mil, cien mil personas, ¡no va!"
Pero..., ¿quién realmente está detrás de tales provocaciones y de esta guerra? ¿Quién mira con ojos de ave de rapiña los recursos ajenos de todo el mundo? ¿Quién realmente siembra el terror en los pueblos para someterlos? ¿Quién maneja este "juego sucio" del ajedrez político, donde los reyes mandan a guerrear a sus peones, en un terreno que nada tiene que ver con el suyo propio?
Esto es lo que debemos analizar y exponer sin temor alguno, este el momento de ponerle un alto a ese país que dentro de su grave psicopatía, cree que puede seguir atropellando todas las soberanías del mundo.
¡Pueblos del mundo, uníos!
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