Hace poco, en uno de mis grupos familiares de WhatsApp, leí comentarios sobre la película "Avatar", segunda parte, que está en estreno en Perú; yo no le presté mucha atención, por lo tanto, no hice ningún comentario. Sin embargo, leí entre los mensajes que esta segunda parte también había sido muy buena como la primera, sobre todo por sus efectos visuales, y que se estrenó en el 2009; justo el año que yo abandoné la comunidad de los hare hare, pues había descubierto el engaño de sus líderes, su manipulación, abuso sexual y explotación de las almas confiadas y rendidas al alma de Srila Prabhupada, un gaudiya vaishnava que trajo a los hare hare a occidente.
Luego, una de mis hermanas me preguntó por teléfono, si yo sabía de esta película Avatar, segunda parte, y si yo había visto la primera parte; le dije que sí, que la había visto en Brasil, pero mucho tiempo después de su estreno... Porque en ese tiempo yo no veía películas ya que la práctica de meditación no las recomienda... (claro, esta parte ya no le recordé a mi querida hermana, pues antes ya se lo había comentado). Obvio, hay que sujetar bien la mente para conducirla, sin distracciones, a su centro que es el mismo centro del corazón, que es donde mora nuestra Divinidad Suprema personal, para poder ingresar a su reino de amor divino. Tal es así que durante mis casi veinte años de práctica espiritual-monástica, apenas vi -podría decir- películas rosas contadas con los dedos de mis manos.
También le conté a mi querida hermana que esa película Avatar, primera parte, no me gustó mucho... porque no soy muy afecta a las películas de ciencia ficción...; quizá, sobre todo, después de saber de la existencia de un universo mucho más fantástico que todos los universos inimaginables..., un universo más ultra mágico, más extra sobrenatural y más inconcebible...; cuyo nombre es, según Los Vedas, Sri Goloka Vrindavan dham, la morada suprema del Amor Divino o Pareja Divina... Pero esta parte tampoco se lo mencioné a mi hermana para no levantar ningún tipo de polémica -como podría suceder-, pues una cosa es hablar de un universo fantasioso y otra es hablar de un universo existente..., como el universo donde mora la Divinidad Suprema del corazón, que algunos podrían poner en duda...
Más bien, cuando aquella vez, supe del estreno de esta película, primera parte, lo primero que me atrajo fue el título: Avatar, porque es una palabra sánscrita. Muchos no sabrán que así se llaman a aquellas personas o expansiones, directas o indirectas, de la Divinidad Suprema, que vienen a ayudarnos a salir de esta esclavitud material. "Ava" significa el que desciende y "tara" significa el que nos ayuda a cruzar este océano de miserias. Los Vedas dicen que este intento de salvación de parte de la Divinidad Suprema o Ser Supremo del corazón es ilimitado, pues, tantas veces como hay olas en el mar, la Divinidad Suprema envía a sus hijos o representantes, o viene Ella misma de acuerdo con el tiempo y la necesidad de la gente.
Hay distintos tipos de Avatares que descienden al universo material con fines diferentes; por ejemplo los Purusha Avatares crean el universo material, los Guna Avatares gobiernan las cualidades o “gunas” de la naturaleza material, los Yuga Avatares descienden en cada una de las cuatro yugas o eras por las que pasa en forma periódica cada universo, los Lila Avataras llevan a cabo una tarea específica o juego trascendental; y también tenemos, los Shaktyavesa Avatares que son almas emponderadas para despertar la conciencia espiritual en el corazón de la gente, etc. Se dice que Srila Prabhupada es un shaktyavesa avatar.
Y lo segundo que me atrajo de esta película fueron sus personajes de color azul, que son del mismo color azul del aspecto masculino de la Divinidad Suprema -según Los Vedas-, y que se manifiesta con infinitos nombres: Krishna, Govinda, Shyam...; quien mantiene amores apasionados con el aspecto femenino de la Divinidad Suprema, su reina dorada: Radha o Radhe o Radhika... Es un amor totalmente recíproco entre ambos. Ambos son almas gemelas.
Hoy, leyendo el argumento de Avatar, primera parte, me encuentro de nuevo con aquel "gigantesco árbol que cubre una veta inmensa de un mineral muy cotizado y que supondría la solución a los problemas energéticos de la Tierra...", y de inmediato vuelve a mi memoria -como aquella vez primera-... la existencia de aquel mundo mágico que supera a cualquier ficción...: Sri Goloka Vrindavan dham...; donde..., cuando se encuentran Radha y Krishna, la Pareja Divina..., se abrazan adoloridos por la separación que acaban de sufrir..., y su emoción y gozo es tanto... que él, Krishna, se transforma en un poderoso árbol tamala de color azul, para protegerla a ella con su frondosa copa...; y ella..., Radha, en total correspondencia, se transforma en una delicada y colorida enredadera que envuelve a todo al árbol rendido..., a través de sus hojas de amor... que somos todos nosotros..., las almas... que así vivencian ese amor divino... insuperable.
Quien sabe de dónde extraería James Cameron -el director de la película Avatar- el título para su película, el color azul de sus personajes, el árbol, la fuente de energía y esa historia de amor... que estructuran la trama de toda la saga... ¿No será que algo habrá escuchado... o leído... acerca de la existencia de Sri Goloka Vrindavan dham..., y se habría inspirado en ella para crear su universo de Pandora? ¿O esta morada suprema, Sri Goloka Vrindavan dham, se está haciendo presente de alguna u otra manera para que la gente empiece a tomar en cuenta de su existencia?...
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