Ya en el pasado, Joseph Campbell había identificado diecisiete pasos comunes en el viaje del héroe de todas las culturas y los dividió en tres etapas: la salida, la iniciación y el regreso. Posteriormente, Christopher Vogler redujo el patrón narrativo del viaje del héroe en doce etapas; y finalmente, Dan Harmon lo condensó en ocho pasos. Por mi parte, antes de conocer sobre estas grandes personalidades, yo también había bosquejado el camino, o mapa, hacia nuestra autorrealización, en dos etapas y doce pasos, tal como se muestra en la primera foto adjunta.
Todos somos héroes de nuestro propio viaje interior y exterior en el que estamos inmersos, porque este viaje es una lucha por la vida.
Viaje exterior quiere decir nuestro día a día allá afuera, y viaje interior quiere decir viaje de la mente o de la inteligencia o del héroe o viaje del alma; conocido también como viaje espiritual, viaje místico, viaje trascendental... donde nos ayudamos unos a otros siguiendo la huella de nuestros propios héroes y dejando otras huellas para otros héroes venideros... hasta lograr nuestra propia autorrealización final.
En todas las épocas el ser humano se ha enfrentado a esta disyuntiva: Ceder ante el peso del paradigma imperante y someterse a los dictados de la sociedad, renunciando a ser él mismo; o rebelarse y ser él mismo en el camino hacia su propia autorrealización. Héroes son estos últimos.
Los héroes o grandes viajeros perseguimos nuestra autenticidad al cien por ciento para vivir en plenitud en nuestro paraíso soñado o tierra prometida o aldea mágica... inspirados en otros héroes sabios y santos que han superado todos los desafíos, sobrepasado todos los obstáculos, trascendido todas las limitaciones y condicionamientos... haciéndose cada vez más humanos, más conscientes de nuestra propia divinidad, en armonía con la Divinidad Suprema de la que somos partes y porciones; y que para unos no tiene rostro ni nombre, pero para otros sí los tiene, tiene nombre, forma, cualidades y actividades o pasatiempos divinos... Así mismo, para unos la Divinidad Suprema es el Uno, la Unidad, el ser Andrógino; y para otros es la Dualidad, el Dos, la Pareja Divina... Y para otros es ambos al mismo tiempo... lo que se diversifica en la multiplicidad...
Los grandes viajeros perseguimos nuestra esencia primigenia, nuestra identidad única e irrepetible; transmutando el carbón de nuestra personalidad temporal en el diamante de nuestra personalidad divina y eterna.
Recorrer el camino del héroe o vivir la aventura del héroe es la mayor y más crucial de todas las aventuras que podamos emprender como seres humanos.
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