Las musas de la inspiración danzan en toda la creación, la divinidad suprema está en todas partes, hasta en nuestra voz y en nuestro corazón, ¿no es maravilloso?... La ilusión surge cuando, por nuestra banalidad y vanidad, optamos por separarnos y rompemos con esa totalidad a la que pertenecemos.
Y para que no nos quedemos con gusto de sabor a poco, aquí tenemos la misma melodía, pero en otro escenario:
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