Una de las cosas que más me atrajo de India, el país místico por naturaleza, es el concepto que su gente tiene sobre el alma.
En mi ejercicio de conocerme a mí misma, entendía que la mente es el repositorio de nuestros pensamientos, recuerdos, sueños, deseos, incluso sentimientos... que provocan las distintas emociones... Entendía que la inteligencia es nuestra capacidad de discernimiento y voluntad... El ego falso es esta personalidad transitoria que cambia de identificación con sus diversas máscaras... Pero, ¿quiénes somos en nuestra esencia?... Los indianos dicen que somos el alma... pero, ¿qué es el alma?, ¿qué hace el alma?, ¿cuál es la función del alma?... Resolver esto, era para mí la cuestión más importante de mi vida, por eso me embarqué a India, para ver con mis propios ojos lo que los pensadores occidentales opinaban de estos conceptos.
Todos están de acuerdo en aceptar que el alma no tiene sexo, así como la mente tampoco tiene sexo, pero, en occidente no se conoce más... El aprendizaje y comprensión de estos conceptos "esotéricos" es un largo camino que incluye disciplina, esfuerzo, anhelo, entusiasmo... sólo por eso, atribuyo yo, tuve la gran fortuna de toparme con esta gran cultura de gran sabiduría; al igual que con nuestra cultura ancestral de pueblos originarios de Abya Yala o América Latina.
Encontrar la sabiduría védica de Srila Prabhupada fue fulminante, él nos trajo a occidente, no sólo la revelación de la identidad del alma, sino también, la de la Divinidad Suprema como una pareja, la Pareja Divina, Radha y Krishna, y su morada suprema, Sri Vrindavan dham.
Sin embargo, lo contradictorio de toda esta hermosa línea de pensamiento, que nos otorga la autorrealización final, es que en la práctica, es una línea de pensamiento patriarcal; por lo que yo, para empezar, prefiero nombrar a este movimiento, como "el movimiento Hare Krishna", donde está incluída la diosa suprema Radhe o Radha o Radhika... HARE.
Han pasado muchos años desde que conocí a "los hare hare" (así prefiero llamarlos en la intimidad), para por fin, encontrarme con una noticia que recién se ha llevado a cabo en esta comunidad conocida como Iskcon, lo cual es una gran vergüenza. Recién, su grupo administrativo (gbc), liderado por años sólo por hombres, "ha permitido" que una mujer tenga discípulos. Ha sido una gran batalla y la sigue siendo... estos hombres patriarcales aún no comprenden que todos somos iguales, que lo que somos en esencia, el alma, no tiene sexo... todavía siguen discriminando a las mujeres. Todavía falta limpiar mucho ese tonto y absurdo patriarcalismo. Las mujeres tienen igual derecho que los hombres para ser maestras espirituales y tener discípulos; y no se precisa ser nombrados a dedo, basta con la autoefulgencia o la atracción mística que uno ha de sentir por su propia guía espiritual.
Pensando, hablando y haciendo... tuve que esperar tres largos años para que su divina gracia Srimati Jadurani/Syamarani Dasi (discípula de Srila Prabhupada), me aceptara como su discípula, ya que no quería serlo porque "no había sido nombrada a dedo" para dar tales iniciaciones, amén de que tampoco se sentía cualificada ¡aún siéndolo!... Yo me puse fuerte y le dije: "Si no recibo su iniciación, me quedaré sin guru, como una oveja negra sin patria ni hogar", por supuesto que no era mi intención que se sintiese amenazada, OMG... pero ganó la perseverancia. A ella le debo mi hermoso nombre espiritual: ganga-hladini-shakti.
Quiera nuestra divina Radhe, la diosa suprema, otorgarnos más misericordia para llegar al equilibrio deseado en que, toda la humanidad ha de cantar y danzar sin pensar en que somos hombres o mujeres, sólo sintiendo que somos almas espirituales cuya función eterna es amar sin lujuria.
Mis más postradas reverencias para Srimati Narayani Devi Dasi (discípula de Srila Prabhupada) y su primera discípula Nilambari Dasi, mis más postradas reverencias para las maravillosas discípulas de Srila Prabhupada y las nuevas generaciones de vaisnavis que siguen luchando por imponer el equilibrio y la armonía en nuestro planeta Madre Tierra.
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