La guerra..., mi almuerzo..., pagar la luz..., las noticias de las redes sociales son las mismas... Biden totalmente desquiciado por lo codicioso, es la personificación de la ambición, no contento con subyugar a Europa, mira a América Latina hasta con lascivia, así es la gente demoníaca; y luego dice que Putin es el macabro..., ¿acaso Rusia ha salido de sus fronteras para colonizar el mundo como lo ha hecho el viejo mundo y el país yanqui?... En Perú otro tanto, la misma ambición y codicia por el poder y el dinero de la mafia fujimontesinista... No pude aguantarlo más y salí del canal... Y al salir de las redes de noticias, me encontré con diversos vídeos mirándome..., coqueteándome para que les deje mi pulgar arriba y me suscriba... Iba a salir de YouTube cuando vi un vídeo inesperado que me hizo retractarme y darle un click, a este: "Análisis de El Aleph de Jorge Luis Borges". Así fue que salí por unas buenas horas de ese ambiente internacional beligerante, para escuchar algunas conferencias sobre esa inolvidable e incomparable obra de Borges, sin tomar en cuenta el nombre de los analistas.
domingo, 5 de febrero de 2023
MÍRAME
Escuché las conferencias con suma atención, y con distracción ameritada, por supuesto, porque de cuando de cuando me venían los recuerdos... de aquella época juvenil en que estaba enamorada de Jorge Luis Borges y sus cuentos... únicos..., fantásticos..., que me sacaban de esta realidad cotidiana..., a veces vulgar...; para susurrarme en el corazón que habían otros mundos y dimensiones superlativas. Sin embargo, hasta lo que había escuchado en YouTube, no encontré ningún comentario que se pareciera al mío, al que llegué muchos años después de que había leído ese cuento; tal vez exista...
En ese cuento de Borges, El Aleph (1949)..., el aleph es un objeto, quien lo mira ve en él el infinito..., el universo infinito... "Dios". Algo así como lo que miró Georg Cantor, el matemático..., y se volvió loco. Esa mirada o la descripción de lo que se miraba en el aleph, me llevó de inmediato, en ese momento en que leí por primera vez El Aleph, a otro lugar y otra época..., a la novela "Siddharta" de Herman Hesse (1922); cuando -al final de la novela- Govinda vio en Siddharta, en el momento que Siddharta le pide que le bese la frente..., ese infinito de infinitos rostros... "escenario de todas las transformaciones, de todos los orígenes, de todo lo existente"... Siddharta había alcanzado la perfección.
No me cabe duda que Borges se inspiró en Siddharta o en El Bhagavad-gita de Vyasa (de cinco mil años de antiguedad), o en ambos, para escribir sobre su aleph (porque no es posible decir que Borges no haya conocido y leído El Bhagavad-gita); así como tampoco me cabe duda que Hesse se inspiró en El Bhagavad-gita, para escribir su Siddharta, exactamente en su canto once; cuando en pleno campo de batalla, al inicio de una guerra fraticida, el príncipe guerrero Aryuna le pide a su primo y amigo Krishna que le permita ver su forma universal, y Krishna le dice: "Como no puedes verme con tus ojos materiales, te daré ojos divinos para que puedas verme... ¡Mírame! ¡Mira mi opulencia mística!"... y Vyasa empieza una descripción irreal... mágica... sobrenatural...; que para mí, muy bien puede ser el origen del aleph y de la transformación de Siddharta (de Borges y Hesse, respectivamente).
Esos pensamientos corrieron por mi mente cuando escuché por primera vez ese capítulo once del Bhagavad-gita..., recordé al aleph y a Siddharta, recordé a Borges y a Hesse; y también cuando posteriormente escuché ese maravilloso pasatiempo de Madre Yashoda, cuando le pide a su bebé Krishna que abra la boca para ver si había comido tierra, y cuando el bebé Krishna abrió su pequeña boca encantadora, Yashoda vio el universo infinito dentro de ella..., vio la forma universal de la Divinidad Suprema y, obviamente, se desmayó...
Tal vez podríamos dudar que Hesse y Borges hayan conectado con esos pasatiempos o juegos de la Divinidad Suprema..., porque de otro modo nos los habrían compartido, como nos compartieron un pedacito del Bhagavad-gita desde su propia visión y genialidad creativa. O simplemente, los dejaron pasar...
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