Corregir, corregir, corregir es lo que tenemos que hacer en esta vida... Corregir nuestros hábitos y pensamientos, para poder reprogramar nuestra mente y vivir una vida nueva, plena y feliz...; sin estas ataduras que lo hacen sufrir a uno absurdamente...
AMAS Y SIRVES.
Eso es amor, amar es servir al otro, al amado o amada..., a la Deidad Suprema de nuestro corazón. Porque, ¿hasta cuando va uno a servirse a así mismo, es decir, servir al famoso ego falso de las mil máscaras; con el cuento de "primero yo, segundo yo, tercero yo..."?
¡Tenemos que liberar la mente de ese usurpador!
Pero..., ¿cómo?
La sabiduría ancestral nos muestra diferentes facetas para esta liberación que es unión o desfragmentación al mismo tiempo... Unión con el todo, con la fuente de energía que mueve nuestra existencia.
Estas diferentes facetas son las herramientas que nos llevan a la meditación, que es la puerta de acceso a esa conciencia superior o mundo libre, espiritual..., donde estamos todos integrados en un solo ser... divino..., juntos y separados simultáneamente...
Herramientas como la meditación en la respiración, meditación en asanas (que es meditar en las posturas de nuestro cuerpo), meditar en mandalas, en chakras, todo eso y más -que nos provee el Yoga, un estilo de vida simple con pensamiento elevado- nos redirecciona a nuestro centro..., a nuestro destino... único..., loco... y sin fin: el hogar sagrado..., el hogar sagrado..., dulce y eterno...
El punto o bindu
Los cuatro regentes de la naturaleza material
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